¿Que son las fábricas de cachorros o ‘puppy mills’?

Son centros donde perros de diferentes razas son utilizados para la cría, para posteriormente vender a los cachorros a otros países, entre ellos España. Normalmente estas fábricas se encuentran en los denominados países del Este: Hungría, Eslovaquia y República Checa.

En estas fábricas, los perros, están en jaulas y en unas condiciones precarias, sin ayuda veterinaria en caso de necesidad, pasando frío, incluso comiendo sus propios excrementos.

Las perras van pariendo una vez si y otra también, hasta que ya no les son útiles o demasiado viejas y no les sirven para continuar reproduciéndose. Después las sacrifican.

Debido a vivir las 24 horas del día y los 365 días al año en minúsculas jaulas, las madres sufren estrés, transmitiéndolo después a los cachorros durante el embarazo o a través de la leche. Estos cachorros son destetados muy pronto, antes de los 2 meses, lo que hace que no estén inmunizados correctamente ni estén sociabilizados. A parte de otras enfermedades que pueden sufrir como parvovirosis, la rabia o hongos por culpa de la falta de higiene.


Una vez han recorrido toda Europa, en camiones mal acondicionados, son llevados a las tiendas para más tarde ser vendidos a familias. Durante estos trayectos, muchos de los cachorros mueren.

Los cachorros procedentes de este tipo de granjas, a lo largo de su vida pueden llegar a mostrar graves desordenes tanto físicos como psicológicos: problemas crónicos de salud, problemas de comportamiento y enfermedades hereditarias.



Jack

Esto no lo digo por decir, lo digo por experiencia propia. Yo trabajaba en una tienda de animales, donde los perros venían del Este, porque eran “más baratos”, según el jefe. Uno de estos perros era Jack, un precioso pastor alemán al que se vendió a las pocas semanas de llegar. Una vez en casa, el veterinario le diagnostico displasia de cadera (muy común en pastores alemanes) y les dijo que al año el perro iba a morir, la familia no quería pasar por tal trauma, ¡y menos teniendo niños pequeños! los cuales se habían encariñado ya con él. Así que exigieron un perrito sano, pero daban la oportunidad de que Jack se quedara con ellos. No fue así, ya que o el perro sano o el perro enfermo. Entonces fue cuando intervengo yo y me quedo con el pequeño Jack, gastándome un montón de dinero para su recuperación y a sabiendas que quedaría cojo (eso era lo de menos). Una vez operado de displasia y cojeando, ya tenia 8 meses, y Jack no engordaba y de siempre había tenido el pelo del cuerpo feo y con costras. Al año, y para que no sufriera más lo tuve que sacrificar, el veterinario me dijo que era por culpa de ser un perro del Este y debido al estrés de su madre Jack también lo sufría.



¿Cómo acabar con las fábricas de cachorros?

Es difícil, ya que hay mucho dinero en juego. Además, ¿Quién se puede resistir ante la mirada triste de un cachorro detrás de un escaparate? Pero por algo se debe empezar, hay diferentes maneras, como por ejemplo: promover la adopción en vez de la compra, o en todo caso, promover la compra en criaderos responsables.



Para más información:


earticulos