Soy de las que siguen pensando que el circo es uno de los mayores espectáculos del mundo; si, porque el circo es ilusión, maravilla, admiración, riesgo... y sobre todo y por encima de todo, el circo es emoción!!! Hoy no tenemos que acudir a ningún lugar concreto para ver un gran espectáculo. Las nuevas tecnologìas nos lo traen hasta el mismo sofá de casa. El mejor cantante del momento, el partido del siglo, el documental más arriesgado o el último estreno cinematográfico estån a un solo toque de dedo. Y es que lo que hoy conseguimos así, moviendo un solo dedo, hasta hace bien poco era toda una aventura y en el peor de los casos, un acontecimiento digno de ser recordado de por vida. Las troupes de titiriteros recorrìan los caminos de Europa en sus carros y con las carpas y demás utillajes encima y su llegada a los pueblos, villas e incipientes ciudades era toda una fiesta. Por unos dìas u horas, la magia, la maravilla, se instalaba entre el pueblo llano. El circo, cuyos precedentes se encuentran en las culturas más antiguas, comienza a tomar forma a partir del Renacimiento y desde entonces se ha ido desarrollando y transformando hasta el dìa de hoy en el que goza de un particular esplendor. El circo o más bien, el espectáculo circense es una expresión artística teatral que cuenta con un pequeño plus: el riesgo, la sorpresa....asombro. La clave creo que está en el asombro y en conseguir que los espectadores, generalmente dispuestos alrededor de un círculo,mágico, se queden literalmente con la boca abierta ante lo que se muestra a sus ojos y con la sensación de que han visto algo increíble, algo que creían imposible, algo que hasta ese momento ni siquiera podían imaginar. Músicos, acróbatas, contorsionistas, funambulistas, titiriteros, traga fuegos, trapecistas, zancudos, volatineros, payasos, equilibristas, forzudos, traga sables malabaristas, etc, etc, etc....todos ellos guardan entre las letras de sus incribles y a veces imposibles artes, tantas emociones, tanto trabajo y tanta magia que muchas veces me han hecho llorar de alegría. Todos y cada uno de ellos viven volcados en conseguir que el espectador solo abandone el círculo cuando haya visto el "más difícil todavía" de su especialidad.


Pero nada es perfecto y el circo tradicional ha estado trufado con dos grandes lacras: la exhibición de seres humanos tullidos o deformes como el hombre elefante o la mujer barbuda y la doma y domesticación de animales. La primera está definitivamente desterrada. La segunda, espero y deseo que en franca vía de extinción. Desde esta columna y desde el profundo amor que siento por el circo, animo a todas las personas con un mínimo de sensibilidad a no acudir a la llamada de ninguno de aquellos que todavía los incluyen en sus carteles. Fue el británico Philip Astley, 1742-1814, quien tiene el honor de ser considerado el padre del circo moderno. Su formato de espectáculo se basaba en una experiencia de entretenimiento que se apoyaba en cuatro patas: música, animales domesticados (caballos principalmente), acróbatas y payasos. Por fortuna está más que demostrado que los asientos de tres patas son también estables y hoy, el que podríamos llamar circo contemporáneo, se nutre de muchas otras experiencias y entre ellas cabe la palabra y todo tipo de efectos audiovisuales. Pero ¿De dónde viene ese interés por ver hacer a los animales tareas para las que la naturaleza no les ha dotado?....andar a dos patas, dar saltos mortales....¿De dónde esa insistencia por mostrar que la supremacía del hombre sobre la bestia consiste en domesticarlo, humillarlo y enjaularlo? Cuando en la alta edad media las guerras y las primeras expediciones fueron llevando a los europeos hacia el interior de Asia primero y África después, se comenzó a especular con la existencia de extraños y desconocidos animales. Se escribieron y dibujaron un buen número de bestiarios y animalarios. Muchos de ellos eran pura ficción pero se sembró la semilla del gusto por ver de cerca a esos animales exóticos, bien en los zoológicos, de los que ya nos ocuparemos o bien en los circos como una atracción de primera. El domador, empeñado en que un León, perro, foca, tigre o lo que le venga bien, haga cosas que ya nos parecen ridículas, aún existe. Espero que sus días estén contados y pronto sea una figura legendaria como los gladiadores del circo romano y como pronto lo serás también los matadores de toros en el "circo" de la mal llamada Fiesta Nacional, de la que también espero poder hablados pronto. La imagen de la foca con su pelota en el hocico ya no representa nada y desde luego no representa al circo.




El hombre se dignifica modelando su cuerpo y creando arte con él y a través de él con la danza o la acrobacia....pero arrebatar la dignidad a los animales cuando se les obliga a hacer trabajos indignos de su condición y se los exhibe ridiculizándolos con el único objetivo de sacarles un rendimiento económico es peono. Ver a un tigre atravesar un circulo de fuego no es un espectáculo, es una aberración. Hace décadas que algunos circos han desterrado a los animales de sus espectáculos. Tal vez El Circo del Sol sea el más conocido pero ni muchos menos el único. En Madrid, el Teatro Circo Price trae cada año un buen número de compañías de todo el mundo con propuestas novedosas y rompedoras sin rastro de animales pero siempre enmarcadas en su círculo mágico. Citaré solo un ejemplo: Cirque Les Colporteurs, funambulistas en acción guiados por Antoine Rigot al que ver andar sobre la sombra del cable en el suelo después de haber quedado casi paralítico por una caída es emocionante hasta las lágrimas. Que quieres con tu dedo poder asistir a un espectáculo de circo genial, ve a You Tube y busca el Slava's Snowshow. Que quieres entender la simbología del circo, busca El Circo de la Mariposa y si cualquiera de los espectáculos del Circo del Sol pasa por tu ciudad, no lo dudes y ve a verlo. Si, es caro, pero lo merece. Durante dos horas vivirás dentro del mayor espectáculo del mundo.


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